Comparados con sus congéneres de occidente, el concepto de los dragones orientales envejeció con bastante más amabilidad en las antiguas historias humanas orientales. En las viejas culturas, estas criaturas eran consideradas divinas, guardianas y sabias. Su mitificación fue mucho más solemne, apareciendo casi siempre relacionados con prácticas y religiones basadas en el equilibrio, el dominio de la energía, el honor... Incluso para las familias poderosas, estos dragones eran un símbolo de poder, y tal vez gracias a ello, la historia los ha representado en el arte y la arquitectura con mucha más veracidad que a los dragones del Imperio. Desde luego, se puede decir que el concepto que la humanidad guardó de ellos antes del Despertar era mucho mejor.
Sin embargo, eso no les salvó de La Purga, ni de la necesidad de aceptar el Letargo de la Reina Madre y su consecuente control mental. Incluso participaron en los comienzos de la Guerra del Despertar, pero la mayoría de ellos no tardaron demasiado en dejar de estar de acuerdo con las políticas de la soberana, ni aceptaron de buen grado el concepto de un imperio sanguinario y opresor. Fue éste el motivo que les llevó a traicionarla y a huir hacia el este, para crear su propia sociedad al margen de la tiranía del Imperio del Fuego, oculta en el recuerdo global y en la historia.
Al igual que sus hermanos occidentales, los dragones de Koshin poseen la capacidad de transformarse y alternar entre dos formas: la original, de dragón; y su forma humana. Si bien, la fisionomía de los dragones orientales es bastante diferente a los que moran en el Imperio. Sus cuerpos son más similares a serpientes que a lagartos: mucho más largos que altos, con cuerpos más delgados y cubiertos de escamas más duras que el diamante, capaces de contorsionarse y enroscarse con gracilidad. Algunos incluso tienen pelo creciendo entre sus escamas, especialmente a la altura de la cara, formando crines, bigotes, etc. Suelen tener entre dos y cuatro extremidades provistas de garras afiladas, y carecen de alas. Algunos dragones, descendientes de los linajes Centro y Sudamericanos, poseen alas con plumas, pero éstas realmente sólo sirven para planear distancias cortas. Sus cabezas a menudo son más chatas, provistas de fauces repletas de dientes y con cuernos ramificados.
Su forma humana también es consecuencia de la habilidad que todos los dragones adquirieron después del Despertar. Ésta también presenta algún tipo de vestigio o rasgo dracónico: escamas en la piel, colores raros de pelo u ojos, cuernos, pupilas irisadas, etc. Precisamente, debido a la fuerte unión que estos dragones han tenido siempre con la cultura humana oriental, su aspecto humano también presenta rasgos definitivamente orientales.
Los dragones de Koshin son sabios, guardianes amantes del conocimiento, el equilibrio y la paz. Aunque no por ello renuncian a recurrir a la violencia para defender sus territorios o a sus seres queridos. Al contrario que los dragones de occidente, los orientales siempre han tenido una tendencia mucho más marcada a compartir su poder y su sabiduría con los humanos. Quizá por ello su anacronismo no está tan marcado, aunque sigan siendo incapaces de entender la tecnología más allá de lo que hubieran conocido en su época de esplendor. Los tesoros que guardan o recaudan se miden por su valor histórico, artístico o innovador; no dan tanta importancia a las riquezas materiales, sino a las conceptuales: las que perduran en el tiempo y en la historia. De hecho, la mayoría de éstos se deben a ofrendas humanas por agradecimiento, deudas, adoración, etc...
En contrapartida, los dragones orientales son honorables hasta la médula, y aman los códigos de conducta y los ritos. Les encanta que los demás respeten su poder y su posición, y se ofenden o agravian con facilidad cuando no es así. Se preocupan en exceso pro su imagen pública, el qué dirán, su reputación, la de sus familias, etc... Por ello nunca dejan un reto sin respuesta, pero al mismo tiempo no pueden dejarse llevar por un impulso que ponga su honor en mal lugar. Tampoco se pueden aprovechar de su poder o posición para hacerle daño o mal a otros. Motivo por el cual los dragones de Koshin tienen prohibido desafiar a los humanos, y en todos los reinos está abolida la esclavitud, aunque sí aceptan sirvientes.
Sin embargo, eso no les salvó de La Purga, ni de la necesidad de aceptar el Letargo de la Reina Madre y su consecuente control mental. Incluso participaron en los comienzos de la Guerra del Despertar, pero la mayoría de ellos no tardaron demasiado en dejar de estar de acuerdo con las políticas de la soberana, ni aceptaron de buen grado el concepto de un imperio sanguinario y opresor. Fue éste el motivo que les llevó a traicionarla y a huir hacia el este, para crear su propia sociedad al margen de la tiranía del Imperio del Fuego, oculta en el recuerdo global y en la historia.
Al igual que sus hermanos occidentales, los dragones de Koshin poseen la capacidad de transformarse y alternar entre dos formas: la original, de dragón; y su forma humana. Si bien, la fisionomía de los dragones orientales es bastante diferente a los que moran en el Imperio. Sus cuerpos son más similares a serpientes que a lagartos: mucho más largos que altos, con cuerpos más delgados y cubiertos de escamas más duras que el diamante, capaces de contorsionarse y enroscarse con gracilidad. Algunos incluso tienen pelo creciendo entre sus escamas, especialmente a la altura de la cara, formando crines, bigotes, etc. Suelen tener entre dos y cuatro extremidades provistas de garras afiladas, y carecen de alas. Algunos dragones, descendientes de los linajes Centro y Sudamericanos, poseen alas con plumas, pero éstas realmente sólo sirven para planear distancias cortas. Sus cabezas a menudo son más chatas, provistas de fauces repletas de dientes y con cuernos ramificados.
Su forma humana también es consecuencia de la habilidad que todos los dragones adquirieron después del Despertar. Ésta también presenta algún tipo de vestigio o rasgo dracónico: escamas en la piel, colores raros de pelo u ojos, cuernos, pupilas irisadas, etc. Precisamente, debido a la fuerte unión que estos dragones han tenido siempre con la cultura humana oriental, su aspecto humano también presenta rasgos definitivamente orientales.
Los dragones de Koshin son sabios, guardianes amantes del conocimiento, el equilibrio y la paz. Aunque no por ello renuncian a recurrir a la violencia para defender sus territorios o a sus seres queridos. Al contrario que los dragones de occidente, los orientales siempre han tenido una tendencia mucho más marcada a compartir su poder y su sabiduría con los humanos. Quizá por ello su anacronismo no está tan marcado, aunque sigan siendo incapaces de entender la tecnología más allá de lo que hubieran conocido en su época de esplendor. Los tesoros que guardan o recaudan se miden por su valor histórico, artístico o innovador; no dan tanta importancia a las riquezas materiales, sino a las conceptuales: las que perduran en el tiempo y en la historia. De hecho, la mayoría de éstos se deben a ofrendas humanas por agradecimiento, deudas, adoración, etc...
En contrapartida, los dragones orientales son honorables hasta la médula, y aman los códigos de conducta y los ritos. Les encanta que los demás respeten su poder y su posición, y se ofenden o agravian con facilidad cuando no es así. Se preocupan en exceso pro su imagen pública, el qué dirán, su reputación, la de sus familias, etc... Por ello nunca dejan un reto sin respuesta, pero al mismo tiempo no pueden dejarse llevar por un impulso que ponga su honor en mal lugar. Tampoco se pueden aprovechar de su poder o posición para hacerle daño o mal a otros. Motivo por el cual los dragones de Koshin tienen prohibido desafiar a los humanos, y en todos los reinos está abolida la esclavitud, aunque sí aceptan sirvientes.
La sociedad dracónica del Reino de Koshin se basa en el antiguo feudalismo oriental, y se rige por un consejo formado por las cabezas de las familias que reinan en cada región: Familia 1, Familia 2, Familia 3 XD... Sus costumbres siguen siendo medievales, pero son bastante más respetuosos y pudorosos que los dragones del Imperio. No condenan la homosexualidad, aunque sí el incesto. Aceptan que los híbridos son la solución a la infertilidad dracónica (que también les afecta a ellos); por lo que aprueban y aplauden la unión entre dragones y humanos. A menudo se dan matrimonios de conveniencia entre familias, para asegurar arreglos económicos o políticos, por lo que esta práctica tampoco está mal vista en oriente.
Hay tres cosas terminantemente prohibidas para estos dragones. Una es matar a alguien de su propia especie. La segunda, beber sangre de otro dragón, debido a la salvaje adicción que genera. Y la tercera, desafiar a un humano. Por ello entre dragones no existe la pena de muerte, y la pena mayor en Koshin para los infractores es el exilio.
Poderes:
- Ven en la oscuridad, tanto en forma humana como dracónica. En forma de dragón ven con mucha más nitidez, perciben los colores más vivos y pueden enfocar a mucha más distancia.
- En forma dracónica, pueden manejar el elemento aire. De base, los dragones pueden crear ráfagas de aire, pequeños remolinos y tornados localizados, soplar fuertes vientos y provocar pequeñas tormentas de polvo o arena.
- A pesar de carecer de alas, los dragones orientales pueden volar. Sus poderes aeromantes les permiten jugar con las corrientes y usar sus largos cuerpos para serpentear entre ellas, llegando a elevarse a cientos de kilómetros de altura. Por ello, pueden aguantar mucho más tiempo volando, y pueden llegar mucho más alto que sus hermanos occidentales, ya que no tienen que gastar energía física para ello. También son mucho más ágiles en el aire, y pueden usar su poder y su forma serpentoide para bucear a grandes profundidades.
- Sus escamas son impenetrables por el acero, y casi por cualquier mineral o metal conocido, constituyendo la mejor armadura natural conocida. Aún así, se conoce que hubo armas poderosas durante la guerra que lograron traspasar la coraza natural de los dragones; pero en su mayoría fueron armas de fuego de alto impacto (misiles, antiaéreos, etc.) que a día de hoy, no existen.
- Poseen una extraordinaria capacidad de regeneración en forma dracónica: pueden sanar heridas mortales en segundos; y nunca sufren alergias ni se ponen enfermos. Pero su regeneración tiene su límite: no pueden regenerar miembros ni órganos cercenados, mutilados o aplastados. Los dragones que siguen la Senda Metamórfica poseen la misma regeneración al transformarse, pero ésta actúa de forma más lenta que cuando están en forma dracónica.
- Son extraordinariamente longevos: pueden vivir siglos, hasta miles de años. No obstante, tras el exterminio que precedió al Letargo, quedan muy pocos dragones realmente viejos. Por ello la edad máxima permitida para los dragones, es de 3005 años.
- Poseen telepatía con sus congéneres. Forman una red-colmena sostenida por todos ellos, de la que forman parte casi desde que tienen uso de razón. Pueden “desconectarse” de la red a voluntad y nadie les cuestiona por qué lo hacen, porque dan por hecho que tienen derecho a su propia privacidad. Pero siguen necesitando de un modo tan visceral el sentirse conectados a sus hermanos por la red, así que deben mantener conexiones esporádicas para no caer en la locura.
- En forma humana, los dragones son más fuertes, más ágiles y más diestros que los seres humanos normales.
- Los dragones son ignífugos. Tanto en forma humana como en forma dracónica, los dragones no sufren quemaduras por fuego. No obstante, el fuego que escupe un dragón si puede afectar a uno de su propia especie si le acierta en una zona no protegida por sus escamas (mucosas, ojos, etc.); lo cual se aplicaría también a su forma humana.
- Su sangre tiene la cualidad de potenciar las habilidades psíquicas y videntes de los humanos que las poseen de forma innata. Aquellos que no las poseen, pueden adquirirlos temporalmente, mientras la sangre surta efecto en su sistema; pero siempre de una forma menos útil y óptima que los que lo poseen de nacimiento. La sangre de dragón no genera adicción en los humanos.
Debilidades:
- Los dragones son débiles en su forma dracónica allí donde no les protegen sus escamas: ojos, mucosas, viejas cicatrices, etc. El fuego de sus congéneres occidentales puede quemarles en dichas zonas, y las armas comunes herirles con más facilidad.
- En forma humana no pueden manejar el aire.
- El frío les atonta, les vuelve lentos y socava rápidamente su sistema. Les cuesta más trabajo mantener el calor. Poco a poco se van sintiendo cansados, y al final sufren de hipotermia. El frío intenso y prolongado es mortal para los dragones, así como los efectos derivados de la congelación.
- El jade es el único mineral capaz de debilitarlos si lo llevan encima o roza su piel. Así mismo, es el único material conocido capaz de traspasar su coraza de escamas, y provocarles daños que no pueden curar con su regeneración instantánea. Las heridas con jade tardan más en curar, y además son las únicas que les dejan cicatriz. Una vez el jade entra en su sistema o se esparce por su torrente sanguíneo, actúa como un veneno que los debilita, y les provoca la muerte en cuestión de minutos. El contacto constante con jade de forma superficial anula sus capacidades en forma humana, y los deja al mismo nivel que cualquier otro ser humano.
- Son altamente alérgicos a la belladona. En poca cantidad (y en cualquier forma), o simplemente en aroma, les nubla el juicio, les atonta y les provoca náuseas severas. Dosis medias pueden provocar inconsciencia, mareos e incapacidad motora. Dosis altas resultan severamente tóxicas, y son mortales. Obviamente se necesita más cantidad de belladona para provocar efectos en un dragón en forma dracónica, que en uno en forma humana. Los dragones intoxicados por belladona tienen dificultados para escupir fuego, volar o transformarse.
- La soledad mata a los dragones de forma lenta, inexorable y cruel. No nos referimos a la soledad física, sino a la soledad mental: la desconexión de la red dracónica. Los dragones necesitan la red para mantenerse cuerdos, necesitan ese contacto mental con los suyos. De lo contrario acaban cayendo en severas depresiones, o incluso en una profunda y desbocada locura. Por ello el Exilio se considera el peor castigo para un dragón, ya que éstos son desterrados de por vida de la red telepática.
- Son vulnerables al fuego mágico o elemental. Los humanos con más nivel y experiencia en su piromancia son capaces de quemar a un dragón incluso en su forma dracónica, ya que éste es el único fuego capaz de traspasar sus escamas.
- Su forma humana tiene una severa desventaja: la regeneración rápida no funciona cuando están transformados. Lo cual significa que si un dragón resulta herido por medios convencionales en forma humana, no podrá curarse de forma instantánea. Tendrá que transformarse en su forma dracónica para ello. Si, por cualquier motivo, un dragón en forma humana no puede transformarse para regenerarse, podría llegar a morir como cualquier persona mundana.
- Por supuesto, su regeneración no es capaz de combatir los efectos de la belladona, el frío, el jade ni el fuego elemental.
- Pueden admirar el arte y sensibilizarse con él. Pero no pueden crearlo ni darle forma de la misma forma que los humanos. Sus obras suelen ser incompletas, incapaces de transmitir a pesar de ser técnicamente perfectas. Un dragón siempre sentirá que a su creación le “falta algo” que no podrá darle nunca.
- Aunque siguen siendo anacrónicos, los dragones de Koshin están más abiertos a la innovación y la creatividad humana respecto a la tecnología; ya que consideran que cualquier nuevo conocimiento es digno de guardarse y protegerse. Por ello estos dragones admiran especialmente a los chatarreros, que tratan de recabar y reproducir los viejos avances. Pero son precabidos a este respecto: no aprueban la tecnología con fines bélicos, ni tampoco aquella que suponga una amenaza para el ambiente, los seres vivos o la naturaleza.
- Son adictos a su propia sangre. Los dragones que beben la sangre de otro dragón, caen en un estado de sumisión y subyugación hacia el dragón del cual han bebido. Ésta sumisión a menudo puede tornarse en un amor posesivo y celoso, que puede llegar a un degenerado estado de locura. Por ello, que los dragones beban la sangre de sus congéneres está prohibido por la ley.
Detalles a tener en cuenta:
- Un dragón oriental medio mide, en su escala original, alrededor de 120-150 metros de longitud, y sobre sus extremidades pueden alzarse entre 5 y 8 pisos de altura.
- Su temperatura corporal es muy elevada, en forma humana ronda los 40ºC, por lo que suelen desprender calor.
- Todos los dragones hablan dos idiomas: el común, que pueden hablar tanto en forma humana como dracónica (esta última suele tener un tono ronco, profundo y “monstruoso”); y el idioma dracónico, cuya fonética se apoya en diversos siseos, gruñidos, chirridos y rugidos; que obviamente sólo pueden hablar en forma dracónica. El dracónico no tiene transcripción fonética, es decir, no se puede leer ni escribir.
- Los dragones poseen dos nombres: su nombre real es largo e impronunciable en forma humana; y el nombre abreviado, que es el utilizan para presentarse en lenguaje común. Se dice que quien averigua el nombre real de un dragón, obtiene poder sobre él, pero hasta ahora no se ha demostrado tal afirmación.
- Los dragones no usan apellidos. Aunque algunos consiguen apodos o títulos honorarios que adoptan como tales, y usan de manera conjunta a su nombre. No son hereditarios, por lo que raramente un apellido pasa de padre a hijo sin más: para que un hijo herede el apellido de alguno de sus progenitores, debe igualar o superar los méritos de estos para ganárselo. Debido a esto, no existen muchas “familias” dracónicas, ya que los dragones no las consideran de la misma manera que los humanos. Por ello, los Pjs dragones no deben llevar apellidos en el nick.
- Los dragones son ovíparos: se reproducen por huevos. Las dragonas sólo realizan la puesta (dolorosa para la mayoría) en su forma dracónica, en forma de huevos grandes y ovalados, de hasta medio metro de largos. Los huevos suelen ser brillantes, como joyas preciosas, del mismo color que las escamas del embrión; y necesitan una incubación a altas temperaturas de al menos cinco meses para nacer. No obstante, durante el último siglo, la infertilidad se ha apoderado de la raza dracónica, y por algún desconocido motivo, todos los huevos ahora han salido sin embrión. Por ello, la edad mínima permitida para los dragones, es de 100 años.
- Por norma general, los dragones crecen durante los primeros años de vida al mismo ritmo que un humano normal. Y a partir de su juventud (pasada la adolescencia), su envejecimiento tiende a “estancarse”, realentizándose gracias a su capacidad para regenerarse, manteniéndose jóvenes durante casi toda su vida. No obstante, se ha comprobado que los dragones pueden llegar a envejecer muy rápido, dependiendo del tiempo que pasen en su forma humana. Ya que no pueden regenerarse en esta forma, cuanto más tiempo pasen transformados, antes empezarán a envejecer, y antes notarán los estragos de la edad, tanto en su forma humana, como en su forma dracónica. Los dragones más mayores que siguen manteniendo un aspecto joven, sin duda son aquellos que alternan de forma muy asidua su forma dracónica con su forma humana.
- Son muy sensibles a la belleza, en sus diversas formas: arte, poesía, música… Incluso la guerra y la crueldad pueden resultarles hermosas. Hacia qué lado desarrolla cada dragón dicha sensibilidad, suele venir dictada por su personalidad.
- Suelen preferir las atmósferas calientes, hasta tórridas. Un dragón podría vivir tranquilamente en el interior de un volcán.
- Necesitan a los humanos. Son su fuente de inspiración, de creación y de avance. Los dragones de Koshin consideran que el futuro de la especie reside en la hibridación entre especies, por lo que se consideran al mismo nivel que los humanos a nivel social, legal y moral. Cada cual es poderoso en su estilo, y cada cual tiene su papel en el mundo.
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