Islas Eneas
Un conjunto de cinco islas es lo que quedó de Bulgaria, Grecia y Turquía después de que el nivel de las aguas subiera y el Mar Negro se juntara con el Mediterráneo. Originalmente pertenecieron a la región de Talos, y durante mucho tiempo fue un importante centro de conexión entre Talos e Isaur. De hecho, antes del despertar de los Dioses Elementales, Eneas estaba considerada como "El Puerto de Talos", ya que por entonces la capital se encontraba en el el interior del continente y casi toda la actividad comercial marinera del Mediterráneo dependía de Eneas.
A finales del siglo I D.D. Eneas poseía una enorme flota mercante y controlaba casi la totalidad del tráfico de esclavos del Imperio, siendo por entonces la encargada de su educación en diversas escuelas, en las que se cometían verdaderas crueldades y abusos. El número de humanos en Eneas llegó a superar al de los dragones en 15 a 1, aunque estuvieran cargados de cadenas. Sin embargo, en el 203 D.D. Eneas vio cumplido uno de los peores miedos de los dragones. Sufrió uno de los mayores motines jamás vistos en la historia Imperial, en el que cientos de esclavos traicionaron a sus amos y rompieron sus cadenas para exigir su libertad, y en el que el General de Eneas fue brutalmente asesinado y mutilado con armas de jade ilegales. Ni siquiera los dragones, viéndose superados con creces en número, fueron capaces de sofocar la rebelión, viéndose obligados a abandonar prematuramente las islas.
Los esclavos se armaron y parapetaron en sus islas, exigiendo al Imperio su independencia. Durante varios meses de aquel año las fuerzas de los dragones trataron de recuperar el control de las islas, pero los enienses conocían bien sus tierras y, además, contaron con la ayuda de los piratas y lobos marinos que durante años habían estado saqueando y atacando los cargueros Imperiales. A parte, las Islas Eneas constituían un importante punto estratégico en demasiados sentidos como para reducirlas a cenizas, aunque muchos desearon hacerlo en su momento.
Finalmente el General Kael y el Consejo de los Cinco lograron llegar a un acuerdo con ellos, pactando que les permitirían tener su "libertad" y su independencia a cambio de mantener acuerdos y rutas comerciales, pues su situación seguía siendo de vital importancia para La Reina Madre. Los enienses aceptaron a cambio de ningún dragón pisara o sobrevolara nunca las Islas Eneas.
Desde entonces, Eneas fue considerado un pueblo libre, con formas de vida humildes basadas en la agricultura, algo de ganadería pero, sobre todo la pesca y el pillaje; pues Eneas se rebautizó como "las islas pirata", ya que la condición que los piratas impusieron a cambio de su ayuda durante la separación del Imperio fue que sus puertos fueran de libre acceso para la Hermandad Pirata y que no les hicieran pagar impuestos por atracar en ellos. Eso implica que Eneas se ha llenado también de humanos piratas, delincuentes y prófugos del Imperio que corrieron allí a esconderse.
Así pues, en la actualidad las Islas Eneas son consideradas territorios libres, en los que las leyes, costumbres o cultos relacionados con la Reina Madre no tienen cabida. Para ellos lo más importante es su libertad, y antes de cortarían la cabeza que regresar a las manos de los esclavistas o a volver a doblegarse bajo la ley Imperial.
En estas tierras los dragones tuvieron el paso vetado durante más de un siglo, de hecho se les detestaba y se les consideraba opresores, monstruos tiranos y enemigos; por lo que no se permitía que pisaran o permanecieran en las islas, llegando incluso a matarlos sin miramientos si se atrevían a entrar. Tampoco los habitantes humanos o híbridos del Imperio eran bienvenidos, pues se les consideraba como ovejas estúpidas y obedientes, incapaces de ver la verdad que tenían ante sus ojos. No obstante, se sabe que durante mucho tiempo Eneas acogió y ayudó a los miembros de la Resistencia que necesitaban huir o esconderse del Imperio y, posteriormente, que también se diera refugio a los híbridos perseguidos por la Inquisición.
No obstante, tras la caída de la Reina Madre, los enienses lograron acordar con los últimos miembros de la Resistencia que se permitiera el acceso a los dragones que participaron en La Última Rebelión o que desertaron de las fuerzas Imperiales con la condición de que se convirtieran al Elementalismo eniense y jurasen su fe a los Dioses Elementales. Por el momento, las leyes enienses obligan a los dragones a llevar pulseras de jade para que no se transformen en sus territorios, haciéndoles vivir como humanos. Si rompen la norma, son inmediatamente expulsados o, incluso, perseguidos y ejecutados.
Similitudes con el Imperio del Fuego
En Eneas (gentilicio: eniense) se hablan casi todos los idiomas conocidos del Imperio, aunque debido a su cercanía con Talos, el taloniense es el más común. También comparten el sistema de moneda (cobre, plata, oro), y costumbres similares, hundidos en un estilo de vida medieval muy influenciado por el mar. Casi toda la tecnología de la que disponen también es heredada, copiada o robada de los territorios que rodean las Islas.
Lo mismo se aplica a otras costumbres culturales, como la falta de pudor, el calendario, el clima y las bases educativas, ya que comparten los mismos libros y conocimientos que el Imperio del Fuego.
Diferencias con el Imperio del Fuego
Las gentes de Eneas intentan educar a sus descendientes, aunque todavía queda bastante población analfabeta. Se especializan sobre todo en la navegación, de hecho se les reconoce como unos excelentes marineros y navegantes.
Como no cuentan con ruinas explorables, todo lo que tienen y encuentran respecto a libros, educación, conocimiento, etc; son las cosas que roban, intercambian o comercian con el Imperio así que, aunque les pese, no tienen acceso a mucha tecnología prohibida ni a conocimientos del Antes del Despertar. Para ello tienen que viajar al continente y buscar bajo su propia cuenta y riesgo. Por eso los chatarreros son más que bienvenidos en Eneas, pues se les considera como unos maestros de los que poder aprender.
Cada isla de Eneas está regida por un Clan, y cada Clan está regido por un Jefe (Pnj de la administración). Los dos clanes más grandes, regentes de las islas principales, son el Clan Neo y el Clan Mereo. Los tres clanes menores son el Clan Rüzgar, el Clan Toprak y el Clan Atës. De ellos, Neo y Atës son los que han demostrado más tolerancia con los dragones y los híbridos. El resto siguen teniendo sus reticencias, en especial el clan Mereo, que desde los inicios se ha negado a permitir la entrada de los dragones, aún con todas las condiciones impuestas.
En Eneas no hay acceso a la Red Imperial para los dragones, así que deben conectarse a la Red Libre para no caer en la locura.
Debido a la cantidad de esclavos que en su día pasaron por Eneas, su pueblo ha sufrido un ligero mestizaje, predominando las pieles mulatas, morenas u oscuras. Son comunes los tatuajes de henna, las escarificaciones y los piercings. Las vestimentas son una mezcla entre la moda taloniense y la isaurita, aunque en general no llevan muchas capas de ropa.
Son un pueblo guerrero, motivo por el cual el Imperio los considera "salvajes". Tanto hombres como mujeres saben luchar, y está permitido portar armas y armaduras para quienes puedan pagarlas (o robarlas).
Igualmente, los enienses son conocidos por ser un pueblo elementalista bastante fanático. No en vano fueron los primeros en construir un Templo Elemental en Isla Neo para poder adorar debidamente a los Dioses Elementales. La religión elementalista es obligatoria en Eneas, y no ser practicante puede ser motivo de desconfianza y sospecha. Son muchos los que dedican sus vidas al servicio de los Dioses, haciendo también así un servicio a la comunidad de su isla.
- Los elementalistas de fuego visten de rojo, son guerreros y luchadores, algo así como el "ejército eniense", también encargados de mantener los asentamientos iluminados con sus llamas durante las noches.
- Los elementalistas de tierra visten de verde o marrón, son guardianes de las aldeas y los pueblos, cuidan las cosechas y se encargan de la caza.
- Los elementalistas de agua visten de azul, cuidan los huertos y se encargan de sanar a los heridos y los enfermos.
- Los elementalistas de aire visten de blanco o amarillo, son rápidos mensajeros y corredores, y usan su poder para impulsar sus barcos y así mantener la vigilancia alrededor de las islas.
Este servicio no es obligatorio, pero implica mucho respeto y reputación dentro de las comunidades enienses.
Leyes Enienses
Se tiene la errónea creencia de que Eneas es un territorio sin ley, pero nada más lejos de la realidad. Incluso acogiendo a los piratas, estas tierras tienen sus leyes y diligentes. Cuando hay que hacer juicios, discutir asuntos de gobierno, tratar con el Imperio, pactar tratos con la Hermandad Pirata, etc; los cinco Jefes se reúnen en cónclaves y toman las decisiones por votación democrática.
Las leyes principales de Eneas son:
- Los humanos están por encima de los dragones, siempre. Los híbridos constituyen un vacío legal con mucha controversia, pues hay quienes los considera a la misma altura que los humanos, quienes los siguen viendo como dragones asquerosos, y quienes los ponen en un peldaño intermedio entre los humanos y los dragones.
- Cada Jefe tiene potestad dentro de su isla, fuera de ella no tiene poder ni decisión, a excepción de lo que se decida en las votaciones de los cónclaves. Sin embargo, todo el mundo les debe respeto, hasta los piratas.
- Está prohibido nombrar o ensalzar a la Reina Madre, practicar el Culto a Reina Madre, celebrar festividades que ensalcen a los dragones por encima de los humanos, etc. Todo lo que tenga que ver con ella se considera un insulto y una traición.
- Está prohibido que los dragones accedan a las islas si no se comprometen a seguir el estilo de vida eniense: llevar pulseras de jade para asegurar que no se transformarán, no llevar armas ni armaduras y dedicar su fe a los Dioses Elementales a través del elementalismo eniense. Si rompen estos tres preceptos, serán expulsados o ejecutados.
- Se permiten las relaciones entre humanos y dragones que adopten la forma de vida eniense, así como la presencia de híbridos en la isla.
- Los híbridos tienen permitido transformarse para volar o desplazarse, pero no pueden usar sus habilidades dracónicas en las islas, bajo pena de expulsión o muerte.
- Se permiten las transacciones y los tratos comerciales con el Imperio, siempre y cuando éstos se hagan en sus territorios o en alta mar, nunca en Eneas. Está prohibido que los barcos Imperiales atraquen en los puertos de Eneas.
- Los miembros de la Hermandad Pirata pueden atracar libremente en los puertos de Eneas y no pagan impuestos en los muelles.
- Los dragones que pertenezcan a tripulaciones piratas y no sean enienses pueden permanecer en sus barcos mientras estén atracados en el muelle, pero no pueden acceder al puerto ni acceder a las islas.
- Para los dragones e híbridos, cualquier delito puede ser motivo de expulsión o conllevar pena de muerte.
- Para los humanos (incluyendo Piratas), las leyes funcionan de otra manera (sólo se aplican dentro de Eneas, pues no se responsabilizan de los delitos cometidos fuera de las islas):
- Los delitos leves, como el robo sin violencia, altercados callejeros, peleas de taberna, etc; se castigan con una temporada en prisión.
- Los delitos moderados, como robo a mano armada, violaciones, asaltos, allanamiento de morada, robo de barcos, no dedicación a los Dioses, etc; se castigan con la expulsión de Eneas bajo pena de muerte si osan volver.
- Los delitos graves, como el asesinato, la traición, la pederastia, blasfemar contra los dioses, reincidencia de otros delitos, etc; conllevan la persecución y captura por los piratas para que el criminal sea vendido al Imperio como esclavo, algo que se considera un destino peor que la muerte.
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