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miércoles, 22 de abril de 2020

El Concilio Imperial

Después de la Guerra del Despertar, en el año 20 D.D., fue fundada la ciudad de Talos y, con ella, se erigió el Primer Consejo de los Cinco. Un grupo selecto formado por cinco dragones y dragonas, elegidos personalmente por la mismísima Reina Madre. Por entonces ella depositó confianza ciega en aquellos y aquellas que durante la guerra habían demostrado su mayor lealtad y dedicación como Madre y Diosa. Sólo aquellos que compartían su visión del mundo y que demostraban su valía eran dignos de ser quienes la ayudaran a gestionar su nuevo Imperio.
Desde entonces la sociedad Dracónica siempre estuvo regida por un Consejo Imperial formado por cinco dragones y, en última instancia, la propia Reina Madre, quien originalmente se dedicaba a desempatar votaciones y a ofrecer su sabio y erudito consejo a sus mandatarios para hacer que el Imperio prosperase, dejando siempre los estratos sociales más altos para sus queridos hijos dracónicos y aplastando cada vez más la importancia de los humanos hasta convertirlos en una masa obediente, dócil e ignorante.
Durante más de trescientos años, y a pesar de que los miembros del Consejo fueron rotando a excepción de unos pocos que mantuvieron su puesto casi desde el comienzo; el sistema demostró funcionar y logró que el Imperio del Fuego se expandiera por casi todas las zonas habitables de los continentes que habían quedado después de la Guerra (exceptuando el, por entonces, desconocido Reino de Koshin).



No obstante, debido a la creciente y enfermiza paranoia de la Reina Madre, alimentada por las intrigas palaciegas y la deslealtad de algunos de sus miembros; su majestad decidió abolir completamente el Consejo en el año 351 D.D. En ese momento asumió el control total e indiscutible del Imperio formando el órgano de la Inquisición para que la apoyara en dicha tarea y acallara cualquier indicio de sublevación entre sus congéneres y, cómo no, entre los humanos. Varios años de oscura imposición y represión siguieron a aquella decisión, haciendo que el pueblo se dejara de sentir escuchado y que incluso los privilegiados dragones se vieran aplastados por la fuerza autoritaria de la Reina Madre y su Inquisición.

En el año 354 D.D. tras la batalla contra la Última Rebelión y con la caída de la Reina Madre, el Imperio del Fuego estuvo muy cerca de caer con ella en el olvido y sucumbir al caos. No fue sino uno de los seguidores más fieles de la Reina Madre (Letyko el Leal) quien logró reunir a aquellos y aquellas que intentaron mantener el orden de las cosas y que, por descontado, seguían creyendo firmemente en el legado de su Reina. Fue él quien se encargó de contar a todo el mundo que Thareon Ironscale había tratado de asesinarla, provocándole una herida casi mortal que la obligó a sumirse en un largo y profundo sueño para poder recuperarse y volver como soberana de todos los dragones. Por tanto, era su deber como hijos del Imperio del Fuego recuperar las riendas y el control de su reinado para que su sociedad no se destruyera junto con su recuerdo. Así surgió el Nuevo Concilio Imperial, un grupo formado por cinco dragones y dragonas dedicados a la gestión y dirección del Imperio, y de un humano representante del vulgo para acallar las voces que aún protestaban en pos de la igualdad entre dragones y humanos.

Los miembros del Concilio residen en Talos y se reúnen en la Cámara del Consejo del nuevo castillo de forma regular para discutir los asuntos del imperio, formar asambleas para votar nuevas protestas y solucionar problemas. La elección de sus miembros se realiza del siguiente modo:

  1. Se realiza un llamamiento en el que se ofrecen los puestos a los dragones interesados en formar parte del Concilio.
  2. Se realiza una votación en la que sólo pueden participar dragones y redimidos para determinar quiénes son los tres candidatos más votados en cada puesto.
  3. De los tres candidatos, ganará el que haya logrado más méritos y, en caso de empate meritocrático, se realizará una nueva votación en la que se incluirán a los humanos del vulgo para seleccionar al que será el próximo Ministro dentro de cada cargo.


No obstante, cargar con este poder mandatorio conlleva también grandes responsabilidades y quebraderos de cabeza, pues mantener la paz y recuperar el equlibrio después de un golpe tan duro es, sin duda, una ardua tarea. Por ese motivo este grupo se compone únicamente de puestos canon.

Puestos Canon

  • Ministro de la Moneda: Su principal objetivo es controlar y dirigir la economía del Imperio del Fuego, asegurarse (junto con el Ministro de Cultura) del pago de los impuestos en forma de tributo en los Templos y gestionar los abastecimientos de grano, ganado, materias primas del mar y otras mercancías en el mercado legal. Esto incluye también el planteamiento de caminos y carreteras que conecten los pueblos con las grandes capitales y la creación de rutas comerciales por mar que permitan no sólo el transporte de mercancías, sino también un modo útil para los dragones que quieran surcar el océano desde Puerto Krosan hasta Nuevo Edén (ver Mapa y Viajes para saber más sobre los viajes intercontinentales). Del Ministro de la Moneda dependen también las extracciones mineras, la creación de pozos u otras zonas de acceso al agua potable y, en general, cualquier otra forma de adquirir materias primas de un modo sostenible. En esto se incluye el desarrollo de "tecnología" dentro de los límites no heréticos de la cultura dracónica.

  • Ministro de Cultura: Dado que toda la cultura dracónica del Imperio del Fuego sigue girando en torno a la Reina Madre, no es de extrañar que aquel dragón o dragona que ocupe este puesto sea también nombrado Sumo Sacerdote o Suma Sacerdotisa del Templo de la Diosa Madre. El Ministro de Cultura deberá encargarse de que los Templos de la Diosa Madre estén operativos y dedicados a la fe dracónica en todos los territorios del Imperio, lo que es indispensable para poder cobrar los impuestos en forma de ofrendas y oficiar las festividades propias del Imperio. Así pues, todo lo relacionado con la cultura: arte, música, escritura, espectáculos y oficios religiosos quedan bajo la tutela del Ministro de Cultura, quien además también debe asegurarse de "esparcir la palabra de la Diosa Madre" y oficiar desfiles, teatros y ritos que ayuden a concienciar a la población de que la Reina Madre no está muerta, sino aletargada, esperando su momento de renacer. Es de vital importancia que mantenga viva la creencia en la Diosa Madre y en que, incluso en su largo sueño, observa a todos sus hijos; especialmente a las dragonas que, tentadas de poder volver a procrear, podrían caer fácilmente en el pecado de la herejía.

  • Ministro de Justicia: Es el juez supremo del Imperio del Fuego, dedicado en cuerpo y alma a impartir justicia en los juicios, redactar y cambiar leyes para asegurar la estabilidad del Imperio y asegurarse de que éstas se cumplen en todos y cada uno de los territorios. El Ministro de Justicia tiene cierto poder sobre el Ejército Imperial, por ende puede dar órdenes a los oficiales para gestionar posibles redadas en aras de evitar el contrabando en el mercado negro, la piratería y tratar de eliminar a otras sociedades criminales que deban caer bajo el peso de la justicia; así como firmar órdenes de búsqueda, captura, detención o ejecución de exiliados y criminales considerados peligrosos tras un juicio o una asamblea del Concilio. Esto en ningún caso le pone por encima o al nivel del Ministro de Asuntos Bélicos a la hora de controlar las fuerzas armadas del Imperio. Si El Ministro de Justicia desea hacer algún movimiento militar específico o de cierta magnitud, deberá emitir una orden que el Ministro de Asuntos Bélicos tendrá que firmar para dar su consentimiento. Del mismo modo, para cambiar o escribir nuevas leyes el Ministro de Justicia deberá contar con, al menos, cuatro votos positivos en una asamblea del Concilio.

  • Ministro de Integración: Es el único miembro exclusivamente humano del Concilio. Su misión es la de representar al pueblo humano en las decisiones de estado, y asegurarse de que sus necesidades también sean escuchadas y atendidas. Este puesto se considera un verdadero honor, dado que hasta el momento la humanidad nunca tuvo voz ni voto en el gobierno del Imperio ni se pensó en su bienestar a la hora de dirigir sus territorios. De hecho, la elección de este miembro es diferente a la del resto de Ministros, pues ha de ser, por fuerza, un humano instruido con conocimientos avanzados que le permitan entender las materias de dirección del estado y, además, no pertenecer a ningún grupo armado, militar o inquisitorial. Se exige que no haya una sola mancha en su historial y que no haya tenido contacto con ninguna asociación criminal o terrorista, ya que ésto es excusa de sobra para ser expulsado y ajusticiado. El Ministro de Integración es votado exclusivamente por los humanos residentes en el Imperio del Fuego, y se hacen varias rondas de votaciones entre los posibles candidatos hasta que sólo queda uno. En caso de empate, serán el resto de Ministros los que elijan al candidato que consideren más preparado. Las malas lenguas dicen que, en realidad, este cargo no tienen absolutamente ningún peso en las asambleas y realmente no tiene ninguna función real más allá de acallar las voces que aún resonaban con los ideales rebeldes de la antigua Resistencia y de la Última Rebelión. Si realmente el humano que ocupe este cargo logrará marcar o no una diferencia, sólo el tiempo lo dirá.

  • Ministro de Defensa: Este puesto lo ocupa el General del Ejército Imperial. Ver descripción del Ejército Imperial.

  • Ministro de Asuntos Internos: En caso de empate en una asamblea, el voto de este Ministro cuenta doble. Este puesto lo ocupa el Sumo Inquisidor. Ver descripción de la Inquisición.

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