Etiquetas

lunes, 14 de octubre de 2019

El Origen de los Dragones y los Huevos Primigenios

El Verdadero Origen de los Dragones



Cuentan las leyendas más antiguas de Koshin que, cuando la vida todavía no había visto la luz en su forma definitiva, las almas y los espíritus de poder de movían, principalmente, en sus formas elementales. Había muchos elementos distintos, la mayoría frutos de las combinaciones entre los más poderosos, aquellos que conformaban el equilibrio natural: fuego, aire, agua y tierra. La combinación e interacción de estos entes elementales crearon la vida y conformaron nuestro mundo tal y como lo conocemos con el paso de las eras. Sin embargo, los elementales también tuvieron que aprender y evolucionar, adaptándose a las nuevas formas de vida y a los cambios en el planeta. Por ende, comenzaron a adoptar formas físicas, materiales, a través de las cuales poder manifestarse. 

En algún punto de la prehistoria más antigua comenzaron a aparecer huevos conformados por la esencia elemental de sus progenitores. Al eclosionar, estos huevos liberaban la forma física de los llamados Dragones Elementales o Primigenios: titanes formados de pura energía elemental, pero capaces de mantener su forma estable en el mundo físico. Los huevos de los Dragones Primigenios eran similares, pero con cada nueva generación, éstos huevos perdían parte de su esencia primordial en aras de seguir adaptándose y cobrando formas físicas más consistentes y orgánicas.

Eventualmente, a medida que las formas de vida también evolucionaban, los descendientes de los huevos elementales acabaron transformándose en lo que, hoy en día, conocemos como dragones. A estos primeros dragones se les conoce como "Los Ancestrales". No todos los elementos adoptaron esa forma, sin embargo; algunos permanecieron en su estado primordial, convirtiéndose inevitablemente en dioses y divinidades, manifestándose en nuestro mundo sólo en su estado más primordial y a través de la magia elemental.

No obstante, los que sí optaron por evolucionar en forma de dragón lograron distinguir cuatro las cuatro grandes razas dracónicas que, se sospecha, poblaron el mundo en el periodo Cretácico en su época de máximo apogeo.

Las Cuatro Razas Dracónicas

Los Dragones Imperiales, habitantes principales del Imperio del Fuego, son los descendientes de los Dragones de Fuego, hijos de Maaika. Es debido a esto que pueden escupir fuego y que sienten una conexión tan intensa con este elemento. Tradicionalmente tienen una forma más lagartoide, poseen seis extremidades, incluyendo un par de alas; cuernos, garras y pueden moverse tanto por tierra como por aire. También pueden bucear, aunque no respirar bajo el agua ni sumergirse a grandes profundidades. Son los dragones más polivalentes a la hora de adaptarse a distintos medios, pero no están estrictamente especializados en ninguno. Aunque inicialmente estos dragones podían usar su propio calor para aclimatarse, perdieron dicha capacidad con el paso de las generaciones, prefiriendo buscar entornos cálidos para vivir o, como hicieron durante la Guerra del Despertar, aclimatando el mundo a su gusto. Por este motivo estos dragones se volvieron especialmente sensibles al frío.



Los Dragones de Koshin, habitantes de los Reinos de Koshin, son los descendientes de los Dragones del Aire, hijos de Raeph. Estos dragones no poseen aliento ígneo, pero pueden manipular el aire, de forma que pueden volar sin necesidad de alas. Sus formas son más similares a serpientes que a lagartos, poseen cuatro articulaciones con garras y, aunque también poseen cuernos, sus formas son menos agresivas y mucho más fluidas, pudiendo incluir pelo y plumas además de escamas. Algunos desarrollaron apéndices con plumas (sobre todo los linajes de centro y sudamérica) similares a las alas de los pájaros, aunque realmente son vestigios poco funcionales, ya que no las necesitan para volar. Como mucho, pueden planear con ellas. Son más torpes por tierra, ya que su medio natural es el aire y, aunque tampoco pueden respirar bajo el agua, también son buenos nadadores. Al igual que los Dragones Imperiales, los de Koshin también han desarrollado sensibilidad al frío con el paso de las generaciones.



Los Dragones de Agua fueron los descendientes de Jivra. Tenían, en su momento, formas similares a serpientes marinas con aletas y branquias para moverse y respirar bajo el agua. Su tamaño era el más titánico de todos y poseían bioluminiscencias para nadar en el oscuro fondo marino. No podían moverse por tierra y tampoco podían volar, ya que no podían respirar fuera del agua. Gracias a su conexión con este elemento, no sólo podían controlar el agua en todos sus estados, sino que además eran resistentes al frío, pudiendo manipular el hielo o incluso vivir en temperaturas gélidas. Se sospecha que estos dragones se extinguieron en algún periodo interglacial por motivos relativos a la subida de las temperaturas planetarias, aunque se dice que algunos dragones realmente antiguos se sumieron en un letargo en el fondo de las simas abisales del Pacífico y aún duermen hasta el día de hoy.

Los Dragones Elementales de Tierra, hijos de Auria, eran anfibios, podían respirar tanto por pulmones como a branquia (o incluso por la piel), y su apariencia era muy similar a la de los dinosaurios, pudiendo variar también mucho su tamaño. No poseían alas, ergo no podían volar, pero eran realmente rápidos en tierra y combinaban esto con la capacidad de sumergirse durante largos periodos bajo el agua, aunque no podían llegar a grandes profundidades. No poseían aliento, pero podían controlar el elemento tierra y las plantas a su voluntad. Algunos incluso poseían terribles y mortales venenos en sus dientes, espinas o aguijones. Algunos dragones de tierra mostraban formas un poco más serpentoides para adaptarse a la vida en pantanos o desiertos. La mayoría de los Dragones de Tierra se extinguieron junto con los dinosaurios. Los pocos que lograron sobrevivir hasta la Edad Media fueron los primeros en caer durante la Purga, de modo que, que se sepa, no queda ninguno.


Nota: Los dragones de agua y los dragones de tierra están extintos, no son aceptables como razas jugables ni pueden usarse en tramas personales o minitramas.


Los Huevos Primigenios

Aunque la tiranía de la Reina Madre se encargó de borrar la mayor parte de la información que existía respecto a los Huevos Ígneos y su poder, algunos pergaminos antiguos de Koshin aún logran arrojar algo de luz sobre estos poderosos y mágicos artefactos.

Por algún motivo que aún no se explica, algunas es estas semillas elementales, llamadas de forma genérica "Huevos Primigenios", no eclosionaron en el albor de los tiempos. No poseen el poder suficiente como para liberar un Dragón Elemental pero, aún así, siguen siendo un condensador de magia muy poderoso para aquellos que sepan cómo utilizarlos. Un Huevo Primigenio sólo puede eclosionar una vez, y al hacerlo, libera de golpe todo su poder. Esta magia, aunque sea elemental, es puro potencial. De modo que, si ésta se reconduce de una forma acertada, puede utilizarse para muchísimos fines. Por suerte o por desgracia, sólo un Dragón Ancestral o un experto en la magia elemental puede liberar el poder de un Huevo. Permitir que un dragón joven o que un elementalista inexperto maneje semejante nivel de poder traería catastróficas consecuencias.

En la antigüedad estos huevos fueron utilizados tanto por los dragones como por la propia humanidad como objetos de culto, artefactos mágicos y, tristemente, como armas. Hay versiones de la historia de la humanidad que plantean la posibilidad de que el motivo por el cual los Dioses Elementales decidieron "quitarle" la magia a los humanos en su día fue porque éstos peinaban el mundo en busca de estos artefactos para usarlos como arma contra su propia especie. Quizá tuviera algo de cierto, pues ya apenas quedan Huevos Primigenios sobre la Tierra.
Si estos Huevos han ido desapareciendo porque los propios Dioses Elementales los destruyeron, o porque los humanos lograron encontrar casi todos en la antigüedad, no se sabe. Pero algunos dragones Ancestrales decidieron, sabiamente, guardar algunos de ellos como parte de sus tesoros, bien para protegerlos o simplemente para coleccionarlos. En cualquiera de los casos, fueron estos Huevos Primigenios los que han sobrevivido hasta el día de hoy. Los Dragones Ancestrales que se han encargado durante eones a proteger estos huevos reciben el nombre de "Guardianes".

A nivel de incrementar los poderes de un dragón, Los Huevos Primigenios sólo tienen efecto sobre los de su propia estirpe (es decir, que los Huevos Ígneos no sirven para que los Dragones de Koshin puedan adquirir nuevos poderes). Se cree que esto está relacionado con el por qué las cuatro razas dracónicas nunca han permitido mestizaje entre ellas.

Tipos de Huevos Primigenios:


Los Huevos Ígneos son las semillas de Maaika. Estos ovoides medían alrededor de medio metro de altura, estaban recubiertos de escamas similares la obsidiana y poseían un núcleo incandescente que nunca se apagaba. Un sólo Huevo Ígneo desprende el suficiente calor como para mantener la temperatura estable en un área tan grande como la capital de Talos y liberar su poder podría provocar un incendio catastrófico en un área diez veces mayor. El fuego elemental de estos huevos, además, puede tardar meses en apagarse debido a la potencia calorífica que poseen, y requeriría del esfuerzo de cientos de maestros elementalistas del fuego para sofocarlo. El fuego elemental de estos Huevos no puede apagarse simplemente con tierra o agua. Los Huevos Ígneos normalmente se encontraban en el fondo de simas ardientes, volcanes activos, grietas profundas, desiertos... En general, en cualquier lugar que mantuviera altas temperaturas.

Los Huevos Celestiales son las semillas de Raeph. De forma más alargadas y aproximadamente de metro y medio de longitud, poseen una superficie metálica lisa y pulida de un color dorado opalescente. Sus cáscaras eran muy preciadas en la antigüedad, llamadas "oricalco", un metal más preciado que el oro y muchísimo más resistente que el acero, motivo por el cual los humanos los buscaban con ahínco. La eclosión de un Huevo Celestial podía originar un huracán tan devastador que éste podría arrasar todo un país en cuestión de unos pocos días, desatando terribles tormentas e inundaciones a su paso. Los Huevos Celestiales sólo podían encontrarse en los picos más remotos de las montañas más altas de Asia y de Centroamérica, mucho más alto de lo que los humanos pudieran alcanzar, y allí donde las corrientes de aire azotaran con fuerza, protegiéndolos de cualquier animal que intentara aproximarse.

Los Huevos Gélidos eran gigantes, grandes como edificios, se encontraban enterrados en los glaciares y los casquetes polares. Estaban totalmente hechos de hielo y en su interior brillaba un pulso azulado que denotaba su verdadero poder. Su eclosión podía liberar una tormenta de nieve capaz de crear una nueva estación o, incluso, desatar un breve periodo glaciar en todo un continente durante meses o, incluso, años. Se decía que las auroras boreales marcaban la situación de estos huevos bajo el hielo. Ttenían que mantenerse a muy baja temperatura, motivo el cual el calentamiento global propiciado tanto por los dragones como por los humanos antes que ellos han logrado destruir los pocos que quedaron sobre la Tierra antes del Despertar.

Los Huevos Pétreos oscilaban entre el metro y medio y los tres metros de longitud. Tenían una cáscara de roca maciza y un núcleo similar a una piedra preciosa, y sobre su cobertura crecían plantas, musgos, etc... Se decía que un poco de polvo procedente de estos Huevos podía fertilizar un campo de varias hectáreas. Por ese motivo, allá donde se encontraban estos huevos, siempre había un bosque o kilómetros de vegetación que se iba volviendo cada vez más frondosa a medida que uno se acercaba a dicho Huevo. Los Huevos Pétreos, además, creaban conexiones con el bosque que les rodeaba a través de lianas y raíces, de modo que cuando éstos eran arrancados de la tierra, todo el bosque moría con ellos. Eclosionar un Huevo Pétreo podía provocar un terremoto (escala de 8 a 10) capaz de dividir un país entero en dos o, incluso, crear una nueva formación geográfica. Se cree que la mayoría de estos Huevos desaparecieron con los dinosaurios, y que los pocos que sobrevivieron fueron destruidos por los humanos años más tarde en su afán de talar y destruir bosques para expandirse como especie.

1 comentario: